En este capítulo se analizan las perspectivas y retos a los que se enfrenta el sector agrícola de la región de América Latina y el Caribe (ALC). La región representa cerca de un cuarto de las exportaciones mundiales de productos agrícolas y pesqueros, lo cual destaca la importancia de contar con apertura comercial mundial. Las firmes oportunidades de crecimiento en los cultivos de frutas y verduras de alto valor ofrecen oportunidades a los pequeños productores, pero será necesario diferenciar las políticas de acuerdo con las dotaciones de recursos y el potencial de mercado. La seguridad alimentaria sigue siendo tema de preocupación, pues muchos hogares no pueden costear los alimentos que requieren. Por el aumento simultáneo del número de personas con sobrepeso y obesidad se han emprendido varias iniciativas con el fin de contrarrestar estas tendencias. Para aumentar la productividad agrícola de manera sostenible en ALC habrá que realizar nuevas inversiones estratégicas en la creación de un entorno propicio para la actividad agrícola. Sin embargo, debido a la diversidad de la infraestructura rural de la región, las iniciativas de I+D y los problemas ambientales derivados de la producción agrícola, el potencial para ampliar aún más el gasto público y mejorar el desempeño ambiental del sector es desigual.
Introducción
La región de América Latina y el Caribe (ALC) abarca más de 2 mil millones de hectáreas (Mmha) y comprende 34 países con una población total estimada de 657 millones en 2018, que representa una baja densidad demográfica promedio de 0.34 personas por hectárea. De la superficie disponible, 38% se utiliza para la agricultura (9.5% para cultivos y 28.5% para pastizales), y 46% es boscosa. La tierra de la región equivale a 15% de la superficie terrestre, recibe 30% de precipitación y genera 33% del agua del mundo, por lo que ALC es una gran reserva mundial de tierra cultivable y bosques. Por su enorme extensión latitudinal, su variada topografía y su rica biodiversidad, ALC tiene una de las gamas más diversas y complejas de sistemas agrícolas de cualquier región del mundo (Recuadro 2.1). La agricultura es un sector fundamental de la economía en gran parte de ALC y representó un promedio de 4.7% del PIB en el periodo 2015-2017. Dicho porcentaje es 1.4% menor que el del periodo 1996-1998, que coincide con las tendencias de desarrollo económico tradicionales y refleja los porcentajes a la baja prevalecientes en todos los países de ALC excepto Argentina. En algunos países la participación de la agricultura en el PIB total se redujo considerablemente, como Ecuador (10% durante el mismo periodo), Guatemala (13.6%) y Guyana (20.2%). No obstante, la agricultura aún constituye cerca de 10% o más del PIB total de dichos países, al igual que en Belice, Bolivia, Dominica, Ecuador, Haití y Paraguay. En las dos décadas pasadas, la agricultura y la pesca de ALC crecieron un promedio de 2.7% al año (en dólares estadounidenses constantes de 2010, incluida la silvicultura), tasa ligeramente menor que el crecimiento económico general, acorde con la participación decreciente del sector en el PIB. Este ritmo de crecimiento es mucho más rápido que el de los países de la OCDE (1.2% de crecimiento anual), pero más lento que el de las regiones más dinámicas de Asia meridional, Asia Oriental y el Pacífico, las cuales crecieron 3.1% y 3.7%, respectivamente, o África subsahariana, que superó a todas las regiones al crecer 4.6% al año (Banco Mundial, 2019[1]). El desempeño fue distinto en toda la región. En general, la agricultura y la pesca de los países sudamericanos tuvieron un desempeño relativamente mejor que el de los países centroamericanos. El sector se contrajo en varias economías caribeñas, aunque la segunda tasa de crecimiento más rápida (4.3%) se registró en la República Dominicana. La región se ubicó como gran exportadora de productos agrícolas. Los países latinoamericanos son grandes exportadores de soya, carne de cerdo, maíz, carne de aves de corral, forraje, azúcar, café, y frutas y verduras. Brasil es el mayor exportador de productos agrícolas y alimentos (USD 79.3 miles de millones [Mm] en 2017) de la región, seguido de Argentina (USD 35.0 Mm), México (USD 32.5 Mm), Chile (USD 17 Mm), Ecuador (USD 10.4 Mm) y Perú (USD 8.8 Mm). Algunos países latinoamericanos son también importadores importantes de productos agroalimentarios, como México, que es uno de los principales importadores de maíz, soya, lácteos, carne de cerdo y carne de aves de corral del mundo, y Brasil, uno de los mayores importadores de trigo en todo el mundo. Sin embargo, en general, el excedente del comercio agrícola de la región de ALC aumentó con constancia durante las dos décadas pasadas y alcanzó la cifra de USD 104.3 Mm en 2017. OCDE-FAO PERSPECTIVAS AGRÍCOLAS 2019-2028 © OCDE/FAO/UACh 2019 77 2. AGRICULTURA EN AMÉRICA LATINA: PERSPECTIVAS Y RETOS El sector es especialmente importante para los medios de vida. En 2018, 14.1% de la fuerza laboral total de ALC se empleaba en la agricultura. Países como Bolivia, Ecuador, Guatemala, Honduras, Haití, Nicaragua y Perú emplearon a más de una cuarta parte de su fuerza laboral en el sector agrícola (Banco Mundial, 2019). Los países de ALC lograron bajar las tasas de pobreza rural incluso durante las crisis económicas y de escaso crecimiento en este renglón. De 1990 a 2014, la pobreza rural de la región bajó casi 20 puntos porcentuales. Un elemento clave para alcanzar este exitoso desempeño fue el cambio de las políticas públicas de los subsidios generalizados al consumidor a los programas focalizados de transferencias de efectivo condicionadas, en los que los países latinoamericanos fueron pioneros. Además, en épocas de crisis económicas en la región, la agricultura ha servido como “amortiguador” en los periodos de recesión (Arias et al., 2017[2]). No obstante, en años recientes la tendencia favorable de alivio de la pobreza se revirtió. Además, existe aún una alta incidencia de pobreza y pobreza extrema en las zonas rurales (48.6% y 22.5%, respectivamente). Desde 2015, también se revirtió la tendencia a cerrar la brecha entre la población pobre de los entornos rural y urbano, y la brecha de la pobreza se amplió cuando se consideraron otras dimensiones de la misma, como el acceso a los servicios públicos básicos (CEPAL, 2018[3]; FAO, 2018[4]). Además, el número de personas subalimentadas aumentó por tercer año consecutivo en 2017 y alcanzó la cifra de 39.3 millones (FAO et al., 2018[5]), lo que representa un problema relacionado más con la asequibilidad de alimentos para los consumidores pobres que con la disponibilidad física de alimentos, en vista del excedente de productos agrícolas alimentarios prevaleciente en la región. Los abundantes recursos naturales en ALC permitirán a la región continuar desempeñando una función importante en la producción y el comercio agrícolas. Los retos para el futuro consisten en mantener el crecimiento en un contexto caracterizado por un menor crecimiento de la demanda y precios internacionales bajos, y a la vez garantizar que el crecimiento agrícola futuro sea más sostenible y más incluyente que en el pasado.