Estados Unidos es uno de los principales países afectados por el coronavirus, actualmente, más de 16 millones de personas se han contagiado y han fallecido alrededor de 298,000 personas. A pesar de este mal panorama económico y de salud nacional, Estados Unidos puede ver la luz al final del túnel.
El 11 de diciembre de 2020, la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) emitió la primera autorización de uso de emergencia de la vacuna Pfizer-BioNTech COVID-19, bajo circunstancias normales, este proceso de aprobación hubiera durado mucho más tiempo.
La FDA determinó esta autorización de emergencia porque:
- El SARS-CoV-2 puede causar una enfermedad o afección grave o potencialmente mortal
- Según la evidencia científica, la vacuna Pfizer-BioNTech COVID-19 puede ser eficaz para prevenir COVID-19 y los beneficios de uso superan los riesgos conocidos y potenciales
- No existe otra alternativa adecuada, aprobada y disponible al uso de emergencia de la vacuna para prevenir el COVID-19.
Después de la emisión de este comunicado, Estados Unidos ha iniciado una de sus campañas de vacunación más ambiciosa e importante. Las primeras dosis de la vacuna han sido transportadas desde una instalación de la farmacéutica en Michigan. El Gobierno federal planea enviar los primeros 2.9 millones de dosis a 600 puntos repartidos en los 50 estados del país. Se pronostica que este mismo lunes los centros de distribución comiencen a vacunar a los contagiados más vulnerables y al personal médico.
Estas primeras vacunas son transportadas en camiones que cuentan contenedores especiales con hielo seco, así como con un dispositivo que rastrea su ubicación, temperatura, exposición a la luz y movimiento. Esta gran operación logística también emplea el uso de aviones con medidas especiales para el transporte de las vacunas.
Donald Trump firmó una orden ejecutiva para que las vacunas producidas en el país tengan como prioridad su aplicación en los estadounidenses antes de proporcionar dosis a otros países. A pesar de todos estos esfuerzos, el epidemiólogo Anthony Fauci que si todo sale bien, se podría volver “a alguna forma de normalidad razonablemente rápido en el verano y definitivamente en el otoño”.
Fuente: El País y FDA